En QUIROGA Y LA SELVA ILUMINADA, he versionado 2 Cuentos de la Selva del genial Horacio Quiroga: El loro Pelado y La Guerra de los Yacarés. Considero que la lectura otorga sabiduría, activa la creatvidad que colabora en la resolución de cada conflicto del devenir humano. La anécdota es sencilla: Delfina está aburrida. Su abuelo la introduce a través de la lectura en el mundo vibrante los cuentos de la Selva, mientras la educa y la entretiene. El Teatro Ciego a su vez, estimula el sentido de la imaginación al anular la visión, generando que la Selva de Quiroga cobre protagonismo y sustancia. Chicos y grandes imaginan junto a Delfina, aprendiendo los primeros sobre los animales de nuestra mesopotamia que se presentan como títeres luminscentes mientras los adultos, rescatan del olvido esos cuentos que conocieron tiempo atrás y que hacen a nuestro ser rioplatense.
Los actores, previo a la función, reciben a los espectadores con una charla en donde se explican las reglas internas del funcionamiento del espectáculo.
Luego son ingresados en grupos de 10 personas aproximadamente, todos ellos tomados de los hombros, conformando una fila india y conducidos por un actor, que a modo de lazarillo los ayudara a ingresar al “Espacio Negro” y a transitar la oscuridad para ocupar sus lugares.
Allí, el público transita la experiencia de no tener visión y lentamente los sentidos se acrecientan.
La pieza se desarrolla entre los espectadores donde sucede interactuación con los actores, provocándose el fenómeno de integración entre todos los participantes de la experiencia.
Adaptación: Laura Cuffini